HERTSGAARD, Mark: La Sombra del Águila. Por qué EEUU suscita odios y pasiones en todo el mundo.
Hertsgaard pretende ofrecer al mundo la visión que tienen los estadounidenses de su propio país. Al visitar varios países en diversos continentes, y sobre todo al contemplar el comportamiento individualista y nacionalista de algunas provincias en algunos países, Mark se da cuenta de que EEUU es para los estadounidenses una sola provincia, un país que piensa igual en muchas materias y cuyo nacionalismo es unitario como país y no según sus diferentes estados. Se sienten unidos, y no se discriminan unos a otros. En definitiva se sienten a gusto en conjunto y por lo tanto puede considerarse que los estadounidenses viven en una gigante provincia.
Analiza cómo por un lado los EEUU ofrece una imagen de Glamour con la ayuda de Hollywood y sus millones de series televisivas proyectadas en el exterior y por otro lado analiza el día a día, la glotonería, el consumismo, la comida rápida, la obesidad que muchos de sus ciudadanos sufren. En fin, que es un país demasiado grande como para pensar que se trata de un lugar habitado por gente guapa y a la moda. De hecho, hay datos que muestran que EEUU puede llegar a ser el país donde más obesidad hay.
Da un toque de atención a los ciudadanos estadounidenses para que no se dejen llevar por el bulo de que son el país más democrático del mundo y en el que más libertades se ofrecen. Muchas veces, por pensar que la libertad ya la tienen, se olvidan de reclamar sus derechos o de compararse con otros países para verificar el nivel de libertad del que gozan.
Ofrece datos que subrayan que EEUU es el país más poderoso de la historia. Nunca ha habido tanta diferencia entre naciones en cuanto a poderío militar, capacidad de producción, etc. Pero Mark, siendo estadounidense se da cuenta de que los ciudadanos de Norteamérica no tienen ni idea de lo que pasa fuera de sus fronteras, y hasta el 11 de septiembre no se dieron cuenta de lo vulnerable que pueden llegar a ser, sobretodo si se trata de ataques terroristas y no de guerras declaradas. Sí, EEUU es la primera potencia mundial, pero debería fijarse bien en lo que ocurre fuera, y sobretodo en odios que suscita si quiere mantenerse en el puesto. Roma también fue Imperio, y acabó destrozado por los continuos ataques bárbaros en sus fronteras.
Interesante para los estudiantes de periodismo es conocer, por palabras de un estadounidense, lo politizada que está la prensa en EEUU. Hertsgaard nos habla de que los medios de comunicación son independientes, pero la ideología de la mayoría coincide con las de la Casa Blanca, y a la hora de analizar lo que en ella ocurre, no se limitan a decir las causas y consecuencias de sus actos, sino se limitan a contar lo que el presidente dice de una cosa, y lo que la oposición dice sobre la otra. Por otro lado dice que en cuanto a las guerras que EEUU hace en el exterior, se ofrece la parte buena, nunca la mala. Los estadounidenses ven pocas imágenes de los destrozos que en Irak han cometido, a no ser que vean cadenas televisivas europeas o de otros continentes.
Cualquiera que haya visitado EEUU o haya visto un dólar se habrá dado cuenta de que en su parte superior pone “In God We Trust”, lo que quiere decir “en Dios confiamos”. Aquí Mark nos hace entender lo estúpido que puede parecerle a algunos el hecho de que en cualquier guerra, tanto los de un lado como los de otro creen que Dios está con ellos. Y ante las más complejas adversidades uno puede preguntarse, “¿Y qué haría Dios en mi caso?”. Parece ser que EEUU es uno de los países más religiosos del mundo, donde la religión católica es la preponderante. Sin embargo se admite el libreculto a cualquier otra.
Compara la película del mago de oz con la realidad estadounidense. En la película cada uno de los personajes lucha ansiadamente por conseguir algo que desean fervientemente. Pues los estadounidenses también, y puede que sea el dinero. El consumismo y el materialismo hace que siempre nos pongamos metas o nuevos objetivos que alcanzar, y sólo queremos llegar a ellos por egoísmo. No los necesitamos en realidad, pero queremos tenerlos.
Mientras muchos de nosotros pensábamos que los EEUU eran los reyes de la democracia moderna, en la que todo el mundo vota y en la que no existen pucherazos, porque ellos siempre acuden a nuestros países para darnos lecciones sobre cómo hay que construirla, nos damos cuenta de que no es así, y a veces, hasta nos podemos reir de ellos. El ejemplo de las elecciones del 2000 en las que ganó Bush son un ejemplo obvio. A falta de que se supieran los votos del Estado de Florida, Bush iba ganando por la mínima, pero todo el mundo sabía que la mayoría de los votos de Florida irían a su homólogo, Al Gore, y presidente de la competencia. No sólo hubo pucherazo sino literalmente discriminaciones raciales a los votantes por ser negros, hispanos,etc…
El día de las elecciones, de camino a las urnas, se encontraban millares de policías que paraban a la gente, sobre todo si era de raza negra para ralentizar su voto o simplemente impedirlo alegando que no saben el suficiente inglés, o no conocen la Constitución lo suficiente, etc. Una desgracia.
“La globalización no es otra cosa que la americanización”, dice el autor, no culpa a la gente que quiera obtenerla porque puede significar un avance, aunque también tiene sus contras, “como minar a todo el mundo de comida basura”. Si todos nos americanizamos ¿qué pasará con las costumbres europeas, la buena comida, etc?.
Acude a la historia para avisar a los propios estadounidenses de que hace miles de años Pompeya también era una ciudad poderosa y sin darles tiempo a reaccionar fue arrasada por un volcán. Ese volcán ahora se traduce en el odio que suscita EEUU en el exterior y que llevó al desastre del 11S. Ningún país es suficientemente poderoso como para asegurar la salud y la seguridad de sus ciudadanos.
Hertsgaard pretende ofrecer al mundo la visión que tienen los estadounidenses de su propio país. Al visitar varios países en diversos continentes, y sobre todo al contemplar el comportamiento individualista y nacionalista de algunas provincias en algunos países, Mark se da cuenta de que EEUU es para los estadounidenses una sola provincia, un país que piensa igual en muchas materias y cuyo nacionalismo es unitario como país y no según sus diferentes estados. Se sienten unidos, y no se discriminan unos a otros. En definitiva se sienten a gusto en conjunto y por lo tanto puede considerarse que los estadounidenses viven en una gigante provincia.
Analiza cómo por un lado los EEUU ofrece una imagen de Glamour con la ayuda de Hollywood y sus millones de series televisivas proyectadas en el exterior y por otro lado analiza el día a día, la glotonería, el consumismo, la comida rápida, la obesidad que muchos de sus ciudadanos sufren. En fin, que es un país demasiado grande como para pensar que se trata de un lugar habitado por gente guapa y a la moda. De hecho, hay datos que muestran que EEUU puede llegar a ser el país donde más obesidad hay.
Da un toque de atención a los ciudadanos estadounidenses para que no se dejen llevar por el bulo de que son el país más democrático del mundo y en el que más libertades se ofrecen. Muchas veces, por pensar que la libertad ya la tienen, se olvidan de reclamar sus derechos o de compararse con otros países para verificar el nivel de libertad del que gozan.
Ofrece datos que subrayan que EEUU es el país más poderoso de la historia. Nunca ha habido tanta diferencia entre naciones en cuanto a poderío militar, capacidad de producción, etc. Pero Mark, siendo estadounidense se da cuenta de que los ciudadanos de Norteamérica no tienen ni idea de lo que pasa fuera de sus fronteras, y hasta el 11 de septiembre no se dieron cuenta de lo vulnerable que pueden llegar a ser, sobretodo si se trata de ataques terroristas y no de guerras declaradas. Sí, EEUU es la primera potencia mundial, pero debería fijarse bien en lo que ocurre fuera, y sobretodo en odios que suscita si quiere mantenerse en el puesto. Roma también fue Imperio, y acabó destrozado por los continuos ataques bárbaros en sus fronteras.
Interesante para los estudiantes de periodismo es conocer, por palabras de un estadounidense, lo politizada que está la prensa en EEUU. Hertsgaard nos habla de que los medios de comunicación son independientes, pero la ideología de la mayoría coincide con las de la Casa Blanca, y a la hora de analizar lo que en ella ocurre, no se limitan a decir las causas y consecuencias de sus actos, sino se limitan a contar lo que el presidente dice de una cosa, y lo que la oposición dice sobre la otra. Por otro lado dice que en cuanto a las guerras que EEUU hace en el exterior, se ofrece la parte buena, nunca la mala. Los estadounidenses ven pocas imágenes de los destrozos que en Irak han cometido, a no ser que vean cadenas televisivas europeas o de otros continentes.
Cualquiera que haya visitado EEUU o haya visto un dólar se habrá dado cuenta de que en su parte superior pone “In God We Trust”, lo que quiere decir “en Dios confiamos”. Aquí Mark nos hace entender lo estúpido que puede parecerle a algunos el hecho de que en cualquier guerra, tanto los de un lado como los de otro creen que Dios está con ellos. Y ante las más complejas adversidades uno puede preguntarse, “¿Y qué haría Dios en mi caso?”. Parece ser que EEUU es uno de los países más religiosos del mundo, donde la religión católica es la preponderante. Sin embargo se admite el libreculto a cualquier otra.
Compara la película del mago de oz con la realidad estadounidense. En la película cada uno de los personajes lucha ansiadamente por conseguir algo que desean fervientemente. Pues los estadounidenses también, y puede que sea el dinero. El consumismo y el materialismo hace que siempre nos pongamos metas o nuevos objetivos que alcanzar, y sólo queremos llegar a ellos por egoísmo. No los necesitamos en realidad, pero queremos tenerlos.
Mientras muchos de nosotros pensábamos que los EEUU eran los reyes de la democracia moderna, en la que todo el mundo vota y en la que no existen pucherazos, porque ellos siempre acuden a nuestros países para darnos lecciones sobre cómo hay que construirla, nos damos cuenta de que no es así, y a veces, hasta nos podemos reir de ellos. El ejemplo de las elecciones del 2000 en las que ganó Bush son un ejemplo obvio. A falta de que se supieran los votos del Estado de Florida, Bush iba ganando por la mínima, pero todo el mundo sabía que la mayoría de los votos de Florida irían a su homólogo, Al Gore, y presidente de la competencia. No sólo hubo pucherazo sino literalmente discriminaciones raciales a los votantes por ser negros, hispanos,etc…
El día de las elecciones, de camino a las urnas, se encontraban millares de policías que paraban a la gente, sobre todo si era de raza negra para ralentizar su voto o simplemente impedirlo alegando que no saben el suficiente inglés, o no conocen la Constitución lo suficiente, etc. Una desgracia.
“La globalización no es otra cosa que la americanización”, dice el autor, no culpa a la gente que quiera obtenerla porque puede significar un avance, aunque también tiene sus contras, “como minar a todo el mundo de comida basura”. Si todos nos americanizamos ¿qué pasará con las costumbres europeas, la buena comida, etc?.
Acude a la historia para avisar a los propios estadounidenses de que hace miles de años Pompeya también era una ciudad poderosa y sin darles tiempo a reaccionar fue arrasada por un volcán. Ese volcán ahora se traduce en el odio que suscita EEUU en el exterior y que llevó al desastre del 11S. Ningún país es suficientemente poderoso como para asegurar la salud y la seguridad de sus ciudadanos.