domingo, 14 de enero de 2007

España da un giro en su política exterior y ofende a EEUU


Retira las tropas de Irak, se alía con Venezuela, Bolivia y Cuba y además les vende armas.

España se distancia de la primera potencia mundial desde la retirada de tropas de Irak, pero aún más cuando José Luis Rodríguez Zapatero, envía a Cuba al secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, para que acuda a la XIV cumbre del Movimiento No Alineados, que pretende ensalzar la figura de Fidel Castro. Significó la primera vez, desde que Felipe González entrase en la Alianza Atlántica en 1982, que España acude a una reunión de este movimiento. Con su presencia en La Habana, España no parece contribuir al proceso de democratización que probablemente se abra en Cuba tras la muerte de su presente dictador. El último Barómetro del Real Instituto Elcano hizo un análisis de la política exterior llevada a cabo por el gobierno socialista y reveló que la mala relación de España con Estados Unidos y la preocupación por el incremento de la inmigración ilegal, son los aspectos peor valorados por los españoles. El acercamiento de Zapatero hacia presidentes no demasiado democráticos y dictadores preocupa a Europa y EEUU.
Por un lado, parece que desde el Ministerio de Exteriores de España, para desagrado de los EEUU, se pretende aliarse con dirigentes tan poco democráticos como el venezolano Hugo Chávez, el boliviano Evo Morales, el iraní Mahmud Ahmadineyad, el norcoreano Kim Jong-Il y el hermano del dictador, Raúl Castro. Otra de las primeras cosas que ofendió a los EEUU (principal exportador de armas) fue la venta a Venezuela de doce aviones y ocho fragatas construidas por el grupo EADS-CASA y Navantia, respectivamente, por unos 2.000 millones de euros, el 28 de Noviembre del 2005. Desde que el presidente del Gobierno español anunció el acuerdo en marzo, durante su visita a Venezuela, las autoridades de EEUU lo presentan como "un factor desestabilizador en la región" y amenazaron con impedirlo. Zapatero insistió en que el material militar vendido “no tiene ninguna naturaleza ofensiva” y que se destinará al transporte de personas, la vigilancia y la lucha contra el narcotráfico. Washington, respecto a la venta de armas a Venezuela, alegó el derecho a prohibir la "inmensa venta" porque "incluye componentes estadounidenses que necesitan licencia de exportación", dijo en Madrid el embajador de EEUU, Eduardo Aguirre.

Las relaciones entre la Casa Blanca y Madrid comenzaron a enfriarse desde la llegada al poder de Rodríguez Zapatero en abril de 2004 y su inmediata decisión de retirar las tropas españolas de Irak. El 63% de los españoles, según el Instituto Elcano, cree que si España no hubiese apoyado a Estados Unidos en la guerra de Irak no se habría producido el 11-M, frente al 31% que cree que se habría producido en cualquier caso.
Por otro lado la Alianza de Civilizaciones que propugna Zapatero exige que España se sitúe en un espacio intermedio entre Estados Unidos, como líder indiscutible del bloque occidental, y los regímenes totalitarios, ya sea Cuba, Siria o Irán, que parece pretenden acabar con la hegemonía actual de los norteamericanos en el mundo. Sin embargo, los actos de distanciamiento que han hecho algunos de los supuestos aliados invitan a la reflexión.

El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, sorprendió a Zapatero al año de su investidura al perjudicar a las petroleras que trabajan en su país, alegando que “son lesivos para Venezuela y violatorios de su soberanía”. Decidió cobrar la multimillonaria cantidad de 2.000 millones de dólares a todas las transnacionales petroleras que operaran en Venezuela, en aplicación de la Ley de Hidrocarburos de 2001, que prevé un impuesto sobre la renta de 50% y regalías de 16,6%. La ley afectó a Repsol YPF, de entre otras empresas españolas.

Otro dato significativo es que Chávez lleva siendo asesorado por etarras desde hace más de diez años. La primera noticia apareció a finales de septiembre de 2006 cuando se supo que un etarra y su mujer estaban empleados por dos ministerios de Chávez. Se trata de Arturo Cubillas, que en los años ochenta perteneció a un comando de la banda terrorista ETA y que en su momento fue buscado por la Policía española por tres asesinatos. Poco después se supo que la Embajada Española tenía conocimiento de la situación. El Ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, anunció que el Gobierno haría “toda clase de averiguaciones” sobre las causas pendientes con la Justicia española. A sus espaldas o no, un par de meses después, con Chávez recién elegido, resulta que no sólo daba empleos a etarras sino que concedía la nacionalidad venezolana a compañeros de Cubillas para evitar ser extraditados.

En 2002, Chávez, en un aparente gesto de complicidad captura a unos etarras (Sebastián Etxaniz Alkorta y Juan Víctor Galarza Mendiola) y los envía a España, y todavía sigue esperando ser recompensado económicamente. Sobre todo al enterarse España de que lleva siendo asesorado por etarras desde hace años, y a algunos los protege para evitar su extradición. España les vende armas y se distancia de la primera potencia mundial, mientras Fidel Castro se muere y comienzan los rumores de democratización de Cuba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vamos de culo y cuesta abajo....